El escenario internacional está muy complicado. El verano nos lo hemos pasado en desconcierto conversando acerca de la crisis, su profundidad y duración. En los Estados Unidos, en Europa occidental y buena parte de Asia, la cosa está grave. Quiebras y despidos. Salvatajes. Con menos plata en los países desarrollados el comercio internacional se ha reducido. Esa es la foto del hoy. Pero también se están viviendo otros fenómenos: los inmuebles en las mejores avenidas del mundo hoy se venden o alquilan a precios baratos. Muy baratos ha comparación de hace apenas un año. Una porción mayor de personas están de vacaciones (forzadas por el desempleo) y otras con algo de capital y mucho conocimiento (mucho a comparación de lo que disponemos en Perú) y ya tienen claro que en sus países no pasará nada interesante por varios años.
Este es un escenario distinto pero interesante. La debilidad temporal de los países desarrollados y la insatisfacción de los ciudadanos de esos países nos invita a tomar una posición defensiva. “Cuidado decimos” - repitiendo mucho de lo que los economistas respetables del norte están diciendo. Y claro hay que tener cuidado. Pero también, podríamos concentrarnos en pensar que la debilidad manifiesta en los países del norte nos está abriendo una oportunidad enorme para pasar a la ofensiva.
Pasar a la ofensiva
El gobierno del Presidente García ha planteado una estrategia defensiva para afrontar la crisis. Más obra pública que genera empleo inmediato. Eso está bien pero ¿qué tienen de nuevo estas medidas anticíclicas? Nada. En ninguna parte se ha hablado de inversión para el futuro. De inversión de riesgo pero con posibilidades de gran retorno económico y social para el Perú y los peruanos.
La cocina peruana en las 80 ciudades más ricas del mundo
Imagínense en el año 2011 leyendo este titular que da cuenta que el Perú cumplió una meta: “Existen 20 restaurantes peruanos en cada una de las 80 ciudades de mayor consumo en el mundo” y una llamada que diga: y las exportaciones de frutas, verduras y pescado fresco subieron 1000 por ciento.
Eso es posible si algo se hace hoy. La importante cantidad de capital privado que está utilizando a Gastón Acurio como cabeza de playa (y varios otros menos famosos) para abrir locales en el exterior ya lo ha demostrado. Los reconocimientos de nuestra cocina a nivel internacional hablan de una oportunidad enorme. Las decenas de escuelas de cocina y los ya miles de estudiantes formándose en gastronomía señalan que es posible. Todo esto se viene logrando sin que el Estado diga esta boca es mía. Todo es capital privado que no tiene instrumentos financieros para multiplicarse rápidamente. Por ello el ritmo es lento aunque lleno de titulares. Un esfuerzo como el que planteo, “tener 1600 restaurantes de cocina peruana en las 80 ciudades más consumidoras del planeta”, requiere de estrategias de financiamiento sofisticadas que utilicen ciertas herramientas y una capacidad de articulación de esfuerzos que sólo posee el Estado.
¿Qué se necesita para tener en el 2011 mil 600 restaurantes en las principales ciudades del mundo? Si yo tuviera poder de decisión me abocaría a responder esta pregunta. Porque la cocina peruana puede convertirse en la locomotora peruana para salir de las políticas asistencialistas hacia los pobres. Porque la cocina peruana arrastra agricultura y pesca y su desarrollo exitoso va a estar vínculado siempre a mejores precios y una posibilidad real de convertir a campesinos y pescadores artesanales en empresarios modernos y esa es la mejor estrategia para salir de la pobreza.
Las estrategias para lograrlo son muy similares a las que ya se han planteado en la mayoría de países que han tenido estrategias exitosas de desarrollo comercial global, tampoco aquí hay novedad, sólo que en el Perú nunca se ha hecho nada en este sentido. Por el contrario, los instrumentos de promoción empresarial siempre han estado ninguneados. Que quede claro que los tratados de libre comercio son importantes pero no bastan, las políticas macroeconómicas serias son fundamentales pero no bastan. Que los técnicos y políticos que han estado detrás del buen manejo económico del país merecen una felicitación (felicitaciones muchachos), pero no basta. Se requiere más Sr. Presidente y hasta ahora usted no ha hecho nada nuevo.
Si se generan los mecanismos para tener en el 2011 mil 600 restaurantes de comida peruana en las 80 ciudades de mayor consumo en el mundo tendríamos un motor que dictaría una agenda totalmente distinta a ministerios y gobiernos regionales. Se mejorarían los terminales pesqueros, nos ocuparíamos de trasladar tecnología a pescadores y campesinos, se activarían muchos nuevos negocios de procesamiento de alimentos, se activaría el mundo cultural porque la gastronomía va asociada a música, artes plásticas, arquitectura, moda.
Necesitamos un motor Mr. President para que al final de esta crisis el Perú diga “la hicimos” y ese motor es la cocina. Y mucho del dinero que el estado debe poner o gestionar es absolutamente revolvente. En créditos o en acciones o en fondos de capital de riesgo que luego se pueden capitalizar.
¿Cómo hacer una cocina nacional?
El éxito de un restaurante está en la calidad de su comida, el éxito de una “cocina nacional” está en el marketing de una cultura, en el abastecimiento de insumos de calidad y en que los restaurantes emblema hagan buena comida. Pero, además de ello, los restaurantes triunfan por su ubicación y accesibilidad. Sirve de poco que resuene la “comida peruana” en el mundo si no hay donde comerla, si son pocos los restaurantes que la ofrecen.
Hoy que los precios de inmuebles y alquileres se han caido en las 80 ciudades de mayor consumo en el mundo es momento de pasar a la ofensiva. Hay locales disponibles y están bastante más baratos que hace unos meses. Esto durará un año o dos más probablemente. Este es pues el momento. Si un equipo se pone a trabajar en el diseño de un esfuerzo nacional para internacionalizar la comida peruana hoy, es probable que los primeros restaurantes dentro de este esfuerzo estén inaugurándose hacia el fines del primer semestre del 2010, a partir de ahí, a correr. Hay que potenciar lo que algunas pocas decenas de extraordinarios empresarios ya han comenzado a hacer. Y ese esfuerzo, en paralelo, debe de ir acompañado por un el aparato del Estado (ministerios, agencias como Proinversión, Cofide, Promperú, gobiernos regionales y locales) deben resolver los problemas de infraestructura y logística de la pesca y la agricultura y la consolidación de los campesinos en empresarios pesqueros y agrícolas.
Esta es una agenda relevante Mr. President. Podría movilizar más de 3 mil millones de dólares, 70% de ese dinero regresará a las arcas del Estado o nunca se tocará pues sólo estará haciendo de garantía, el resto son obras de infraestructura que usted está interesado en dinamizar y en fortalecimiento de capacidades empresariales. Hable. Atrévase a hacer algo nuevo. Deje algo novedoso en su gestión.